Tradicionalmente, los logos de las marcas eran elementos discretos, utilizados principalmente en etiquetas internas, en pequeños bordados o estampados que no llamaban demasiado la atención. Sin embargo, con el tiempo, el logo ha pasado a ser un símbolo de estatus y pertenencia. Marcas como Gucci, Balenciaga, Fendi y Louis Vuitton han comenzado a poner sus logos de manera visible y destacada, casi como una declaración pública de identidad. Esto ha sido especialmente relevante dentro del auge de la moda streetwear, donde lo que una persona lleva puesto no solo habla de estilo, sino también de su relación con una marca o subcultura.
Cada vez más, los logos de las marcas se incluyen en estampados y diseños, lo que agrega un toque creativo y dinámico a la prenda. Este enfoque no solo hace que el logo sea el protagonista, sino que permite a las marcas reinterpretar su identidad visual de maneras innovadoras. Algunas marcas, como Supreme, Off-White y Vetements, han llevado esta tendencia a otro nivel, transformando el logo en una especie de icono cultural, tanto dentro como fuera del ámbito de la moda.
La obsesión con los logos visibles empezó a finales de los 80 y principios de los 90 cuando marcas de lujo iniciaron a estampar sus logos de manera prominente en sus productos, y esta tendencia resurgió con fuerza en los últimos años, sobre todo en la moda urbana y el streetwear. Hoy en día, estamos viendo una renovación de este fenómeno, no solo con logotipos tradicionales, sino también con marcas más nuevas que usan sus logos de manera creativa y moderna.Este tipo de productos son fácilmente identificables, lo que les da una sensación de exclusividad y poder, lo que no se limita solo al lujo, sino también a marcas más accesibles que buscan hacer una declaración.